Para ser influencer hay que tener al menos 1.000 seguidores. Por debajo de 1.000 seguidores se entiende que es un mero perfil de red social sin repercusión y por tanto sin influencia.
A partir de los 1.000 se pasa a ser nanoinfluencer, lo cual está muy bien, pero no llega a tener gran relevancia hasta llegar a los 10.000 seguidores. Llegar a los 10.000 seguidores supone tener notoriedad y supone poder ser considerado microinfluencer.
El número de seguidores en muy importante en las redes sociales y muy especialmente en Instagram, pero debemos de tener mucho cuidado con comparar perfiles que tienen seguidores, me gustas y comentarios, con otros que sólo tienen seguidores, pues sobre ellas pesa una desconfianza de que no sea realmente una influencia real.
La compra de seguidores, me gustas o comentarios no tiene sentido. Las marcas cuando realizan el estudio de los influencers de cara a colaboraciones de Instagram tienen en primer término en cuenta el número de seguidores para la primera criba. Pero después, deben de confirmar que ese número de seguidores se traduce en una interactuación real y tangible.
La compra de seguidores es algo que está muy de moda pero que no se entiende bien, pues Instagram revisa perfiles y los que no sean reales, sino meros boots, serán eliminados y la cuenta penalizada. Si de verdad quieres ser influencer o te gustan las redes sociales y quieres ir profundizando en las mismas. No hagas cosas raras. Se natural y crea contenido de calidad, se constante pues ser infleuncer no es sólo colgar una foto, sino que hay mucho trabajo detrás.
Hay algunos perfiles que han surgido explosivamente sin que haya detrás un trabajo constante. Pero en la gran mayoría de los casos, en cada perfil existe una larga tarea de trabajo que no siempre es valorada. De hecho, trabajar mucho las redes sociales y dedicar mucho tiempo y medios no es garantía de que te llegues a convertir en influencer.
Hay que tener en cuenta el sector de influencia, el público con el que simpatizas y sobre todo en base a una interactuación la relación de fidelidad y confianza que se consiga en los seguidores.
Cada seguidor es una persona y parece que tener 1.000 seguidores ya es un gran número. Es muy difícil que una persona tenga 1.000 amigos en su entorno del día a día. En cambio, cuando se consiguen 1.000 seguidores se quieren alcanzar los 2.000, 5.000, 10.000, 25.000, 50.000, 100.000… etc pero no hay que obsesionarse con el número, sino que hay que tratar de priorizar la calidad.
Los influencers no tienen una afición, tienen un trabajo en el que día a día deben de sembrar para después poder cosechar buenos resultados.